Comentarios recientes

    Categorías

    Categorías

    Quién todo lo quiere, todo lo pierde.

    El perro nadando con un pedazo de carne  es el título de la fábula de Fedro que le presento hoy. Hay muchas versiones de esta fábula, pero la de Fedro es especialmente escuesta. Pero en todas su versiones aparece la misma idea: la avaricia hacer perder cosas que la búsqueda de más cosas, exige.

    El perro, el hombre avaricioso que quiere tener de todo, tiene lo que tiene, pero no es infrecuente que en la búsqueda de nuevos bienes pierda los que ya posee. O si los acumula, el placer de su posesión se agosta y tiene que buscar nuevos placeres  abandonándo los que ya tiene.

    No se dan cuenta los que todo lo quieren, que no se puede tener todo y que su carrera puede terminar peor que empezó. La búsqueda de riquezas materiales, llevada al extremo, puede hacer perder al que va detrás de ellas muchas cosas que su intento de logro lleva consigo.

    Véase cómo lo cuenta Fedro:

     todoloquiere3

    Pero…

    Quizás Fedro, Esopo y los moralistas anteriores y posteriores sean demasiado optimistas. La actual distribución de riqueza en el mundo demuestra que  algunos “perros” actuales -la élite mundial que acaparada la casi totalidad de riqueza del planeta- siguen detrás de cada bocado de carne que se les pone a la distancia adecuada. Y no creo yo que, por ello, pierdan el bocado que dejan. Fedro y Esopo no reparan aquí en que no es el hambre el que induce al perro a dejar un bocado de carne por otro, ni siquiera lo es su incorrecta reacción al estímulo que constituye su imagen reflejada en el agua, ni la avaricia por conseguir más; lo que hace el perro -y la élite mundial- es un ejercicio de Poder. Eso es lo que les “pone”: el poder hacer, el actuar, el lograr más de lo mismo, más de lo que podrán consumir en toda su vida. No hay piedad en su vida, no hay sosiego,  todo lo que existe -cosas y hombres-  son materiales para edificar su ambición. Y se dedican sin descanso a tener más. Y mucho me temo que no aprenden de sus fracasos, como sin duda lo hizo el perro de Fedro-Esopo

    Notas:

    (1)    La fábula ha sido extraída de “FÁBULAS DE PHEDRO, LIBERTO DE AUGUSTO; TRADUCIDAS DE LATÍN A CASTELLANO, É ILUSTRADAS CON ALGUNAS NOTAS PARA EL USO DE PRINCIPIANTES en las Escuelas de Gramática. Corregidas por D. Joseph Carrasco, Ex profesor de Filosofía, y Sagrada Teología en la Universidad Luliana de Palma de Mallorca. CON LICENCIA. BARCELONA. Por la Viuda Piferrer: vendese en su Librería, administrada por Juan Sellent. Año MDCCLXXXV.» Libro escaneado por Google BOOKS. Se encuentra en las páginas 21 y 23 de ese texto.

    Miguel Villarroya Martín, a 28 de septiembre de 2013. /Fab.021

    Es necesarios estar conectado para escribir un comentario Conectar