Hay muchos más aspectos económicos y sociales que se recogen en la exhortación pastoral EVANGELII GAUDIUM (La alegría del Evangelio) que El Papa Francisco acaba de publicar, y que venimos comentando. Véase este otro:
203. La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral. ¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia. Otras veces sucede que estas palabras se vuelven objeto de un manoseo oportunista que las deshonra. La cómoda indiferencia ante estas cuestiones vacía nuestra vida y nuestras palabras de todo significado. La vocación de un empresario es una noble tarea, siempre que se deje interpelar por un sentido más amplio de la vida; esto le permite servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo.
204. Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo. Estoy lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos.” (1) (2)
…“… como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos.” Este papa es verdaderamente un tipo arriesgado. ¡Mejor!
Amén, también esta vez. Vuelva a leerlo despacio. El Papa Francisco dice verdades como puños, aun cuando me temo que a sus enemigos ―los Señores del Dinero, los adoradores del Becerro de Oro―, todo esto, les trae sin cuidado.
Notas:
(1) Véase en las páginas 101 y 102 del documento : EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM (La alegría del Evangelio) DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS OBISPOS, A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS, A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A LOS FIELES LAICOS, SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL. El documento completo puede descargarse desde este enlace: http://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf
(2) “La mano invisible es una metáfora que expresa en economía la capacidad autorreguladora del libre mercado. Fue acuñada por el filósofo Adam Smith en su Teoría de los sentimientos morales (1759), y popularizada gracias a su obra magna, La riqueza de las naciones (1776), a pesar de que sólo fue utilizada una vez en este último texto. […] La sugerencia de la Mano Invisible, tal como generalmente se la entiende, supone la acumulación de la problemática de la justicia social -independientemente de la acción al respecto por Estado- solo en la política económica o, más específicamente, en la actividad económica por sí sola. Según esta visión, la mano invisible compensa las acciones y regula las conformaciones sociales.” Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Mano_invisible
Miguel Villarroya Martín, a 27 de noviembre de 2013. (O peor, del año 29 después de 1984) / EpJ.068
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