Comentarios recientes

    Categorías

    Categorías

    No a la inequidad que genera violencia

    Ya hemos hablado de varios de los aspectos económicos sociales que se recogen en la exhortación pastoral EVANGELII GAUDIUM (La alegría del Evangelio) que El Papa Francisco acaba de publicar. Y en ellos recogíamos los párrafos 53 a 58 del documento señalado (1)

    Veamos otros más:

    59. Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor. Estamos lejos del llamado «fin de la historia», ya que las condiciones de un desarrollo sostenible y en paz todavía no están adecuadamente planteadas y realizadas.

     60. Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del tejido social. Así la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás. Sólo sirven para pretender engañar a los que reclaman mayor seguridad, como si hoy no supiéramos que las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos. Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una «educación» que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos. Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países –en sus gobiernos, empresarios e instituciones– cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes.  (2) (3)

    Amé, también esta vez.

    Notas:

    (1)     Véase nuestros: No a una economía de la exclusión. (http://cal.es/ventasgrandes/no-a-una-economia-de-la-exclusion/);  No a la nueva idolatría del dinero, en: http://cal.es/ventasgrandes/no-a-la-nueva-idolatria-del-dinero/; No a un dinero que gobierna en lugar de servir, en: http://cal.es/ventasgrandes/no-a-un-dinero-que-gobierna-en-lugar-de-servir/

    (2)      Véase en las páginas 31 y 32 del documento : EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM (La alegría del Evangelio) DEL SANTO PADRE  FRANCISCO A LOS OBISPOS, A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS, A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A LOS FIELES LAICOS, SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL. El documento completo puede descargarse desde este enlace: http://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf

    (3)     También desde el propio corazón del Poder Global, algunos de sus voceros más o menos disimulados, lo advierten: la extrema desigualdad, progresivamente creciente,  puede poner en peligro el propio sistema capitalista que la produce. Y sus enemigos, no digamos. Así que la advertencia del papa Francisco vuelve a estar ajustada a lo que pasa en realidad, pero me temo, que ni su discurso, ni el de los Davos men ligeramente avergonzados y sí muy inquietos, ni  los de sus, vayan a servir de mucho.

    Miguel Villarroya Martín, a  27 de noviembre  de 2013. (O peor, del  año 29 después de 1984)  / EpJ.067

    Es necesarios estar conectado para escribir un comentario Conectar