Con sorpresa y tristeza leo la noticia que hoy aparece destacada en el diario digital lainformación.com titulado: “El 90% de los jóvenes parados no hace nada para mejorar su perfil profesional”. El artículo viene firmado por Bruno Pérez. (1) Todo el mismo viene lleno de datos diferentes sobre un mismo mal: Multitud de personas que no tienen trabajo no están haciendo nada para mejorar su situación mediante la formación y adquisición de nuevas destrezas o habilidades. “Más de 1,3 millones de menores de 30 años espera un puesto de trabajo sin realizar ningún tipo de cursillo de formación.”. Hay más datos sobre otros colectivos en paro en los que el problema es el mismo. Y uno de los perversos resultados de esta situación es que disponemos de una fuerza laboral que… “Según BBVA Research, España tiene uno de los capitales humanos peor formados del mundo desarrollado.” Y eso a pesar de que… “Cuanto mayor es el nivel de formación de un trabajador, mayores son sus probabilidades de encontrar un puesto de trabajo.”
La situación parece pues más propia de un escenario surrealista y absurdo que el de una sociedad avanzada. Pero la “locura” de esta situación se acrecienta cuando leemos que en España nuestro sistema educativo se invierte muchos más recursos que en otros países y que sin embargo se obtienen resultados mucho peores. Y es que en otro artículo (2) sobre este mismo tema, la secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Montserrat Gomendio, afirma que: “A su juicio, los datos del informe de la OCDE, como el que se refiere a la inversión pública en educación, que en España es superior en 21 puntos a la media de la OCDE, son «objetivos» y demuestran que esta financiación no se traduce en una mejora de la calidad de la educación española”. Se siembra más y la cosecha es mucho peor… ¿cómo es esto posible?
Pues no hay más respuesta que: o los españoles son genéticamente más torpes que la media de los europeos –esto es absurdo- o lo es nuestro sistema educativo –esta es la cuestión-. Sencillamente –terriblemente- lo hacemos peor porque nuestros procedimientos educativos son menos eficaces que los europeos. Por eso debemos cambiar ya que lo que hacemos produce resultados tan tristes como los que tenemos. Y eso no es lo peor.
Pero ¿no estará esto cambiando? La tendencia apuntada ¿no estará remitiendo? Pues no. Véase en otro artículo en el mismo medio, que titulado: “La OCDE advierte del aumento de jóvenes españoles que ni estudian ni trabajan.” Y señala que: “Entre 2008 y 2010, España presenta el tercer mayor aumento de ‘ni-nis’ (siete puntos), después de Irlanda y Estonia, comparado con los 2,1 puntos de incremento que ha experimentado la media de la OCDE, que se ha mantenido más o menos estable en estos dos años.” (3) Esto es lo peor, que la bola de nieve de la ignorancia y la desidia hacia el estudio continúa creciendo en España, en mayor medida que en la media europea, lo que quiere decir que cada día nos vamos alejando más de una situación media.
Existen en la misma fuente otros artículos relacionados con este tema que le recomendamos leer. No le van a producir sosiego pero es que de esto ya tenemos en abundancia, el problema es de inacción, de falta de respuesta frente a lo que nos ocurre, de complacencia extrema con lo que nos pasa. Y es que no arrastramos a las circunstancias sino que nos dejamos llevar por ellas… Y si eso continúa seremos arrastrados a los mares del fracaso colectivo si nuestra respuesta es ninguna. ¡Hay que cambiar el modelo educativo, ya!
Y de paso, cambiar nuestra mentalidad. No debemos aceptar las circunstancias sino adaptarnos a las inevitables y crear en lo posible otras nuevas. No estamos en este mundo para pasar el tiempo sino para hacer mejor lo que nos encontramos al nacer. Y eso pasa por la Formación y la Educación en un principio y en la acción decidida, rápida y oportuna después.
Notas:
(1) Léalo completo en:
(2) Véase completo en:
(3) Está aquí:
Miguel Villarroya Martín / Arroyo de la Vega / Madrid / España / FE.026
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