Esta frase, tan magnífica como canalla, es -según leemos en 20minutos.es- de “Marc Fisher, columnista del The Washington Post, (el cual) parafrasea al estadista británico del siglo XlX Lord Palmerston para recordar que «los países no tienen amigos, tienen intereses», al sostener que espiar a naciones extranjeras aliadas «no viola las prácticas habituales de las relaciones internacionales». (1) (2) Y claro está, si eso es así, no hay por qué negarlo ni avergonzarse de ello; pero aunque no sea mas que una coartada miserable para tratar de justificar lo que no es sino una variante tecnológica de ―al menos― el robo de la cartera a enemigos… y a amigos que no lo son realmente, tenemos que rechazarla.
Este matiz es hoy tratado por otros medios. Véase por ejemplo lo que se dice en el artículo de MOISÉS NAÍM, titulado: Vamos a jugar. De él extraemos esta cita: “El debate internacional suscitado por las filtraciones de Edward Snowden y la revelación de que el Gobierno de Estados Unidos espía las conversaciones de Merkel y otros 35 jefes de Estado y que obtiene información de millones de ciudadanos en todo el mundo es sano y deseable. Uno de los aspectos más polémicos es que EEUU espíe a sus propios aliados. Pero este debate solo será útil si es realista. Y para ser realista es bueno tener en mente la frase de lord Palmerston, el estadista y primer ministro británico de mediados del siglo XIX: Inglaterra no tiene amigos eternos, ni enemigos perpetuos. Inglaterra solo tienes intereses que son eternos y perpetuos. Esto no solo era verdad para la Inglaterra del siglo XIX. Sigue siendo verdad hoy: los países no tienen amigos, tienen intereses. Puede ser una verdad detestable, pero ignorarla no la va a hacer menos real.” (3)
Es verdad, es detestable y es cierto que ignorarlo no lo hace menos real pero también es real, cierto y detestable que el Mal existe y no por eso vamos a aceptarlo resignadamente. Hay que luchar contra esa miseria que quiere justificar el espionaje indiscriminado contra enemigos reales y amigos supuestos, porque al fin y al cabo todo el mundo lo haga: «Seamos honestos (…) Todo el mundo está escuchando a todo el mundo. Pero no tenemos los mismos medios que Estados Unidos y eso nos pone celosos», admitió recientemente en una entrevista radiofónica el ex ministro francés de Exteriores Bernard Kouchner. (1) Sin embargo, que todo el mundo lo haga no justifica que lo hecho esté bien, solo que es común a muchos.
¿Pero cómo tranquilizan sus conciencias los que justifican por acción o por omisión esa práctica perversa? Lo más socorrido es su uso como arma preventiva contra el terrorismo y otros hechos delictivos. Pero eso, que es bueno y razonable hacerlo, se extiende sin embargo a otras áreas en las que su torcido uso lo convierte en malvado. Ya hemos contado que esa perversión tiene su fundamento real en el ansia de control sobre los ciudadanos -para que estos no se rebelen contra el sistema de poder (1%-99%) existente en la actualidad- y en el dinero. Véase aquí la respuesta del presidente de la Federación de la Industria alemana, Ulrich Grillo: «Sólo hay un motivo por el que, en tiempos de paz, nuestros amigos estén espiándonos. Y ese motivo son nuestras patentes”. Ese es el diagnóstico que Grillo hace del escándalo del espionaje estadounidense en Alemania y en otros países europeos., exigiendo a “tanto a Merkel como a las autoridades europeas mayores medidas de prevención y control y subraya que «la peor amenaza a la que se enfrenta la economía alemana no es la crisis del euro ni la recesión global, ni siquiera el cambio demográfico. El enemigo número uno es el espionaje industrial». (4) No hay duda: es la “pasta”, el dinero, el control económico del mundo y no la defensa de los ciudadanos, lo que mueve los ojos de los cinco hijos de Échelon… y otros imitadores-adoradores de El Becerro de Oro. Se espía a los otros porque se desea dominarlos y además, quitarles lo que es suyo -libertad y bienes-.
Por eso no podemos menos que unirnos a la carta-anifiesto que Edward Snowden ha remitido al semanario alemán Der Spiegel en la que “Snowden llama a la población civil a volcarse en poner límites legales globales a un problema global, el espionaje masivo y sistemático. «Tenemos la obligación moral de preocuparnos porque nuestras leyes y nuestros valores limiten los programas de espionaje y protejan los derechos humanos», afirma el texto, que previene contra rápidos acuerdos que evitarán el debate público y la concienciación de la población.” (5)
Amén. Estamos con Snowden.
Notas:
(1) Respuestas desde EE UU sobre el espionaje: «Los países no tienen amigos, tienen intereses». Léase completa en: http://www.20minutos.es/noticia/1965216/0/espionaje/estados-unidos/rajoy-merkel/
(2) Henry John Temple, Tercer vizconde de Palmerston […] también conocido como Lord Palmerston […] fue un político británico que ocupó el cargo de Primer Ministro del Reino Unido a mediados del siglo XIX durante dos ocasiones […] Participó en el gobierno continuadamente desde el año 1807 hasta el día de su fallecimiento. […] El pragmatismo político de Lord Palmerston se resume en su frase «Inglaterra no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes. Inglaterra tiene intereses permanentes». Véase en: http://es.wikipedia.org/wiki/Lord_Palmerston
(3) Vamos a jugar. Léase completo en: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/02/actualidad/1383421270_270647.html
(4) Espionaje, el enemigo número uno de la economía alemana. Véase completa en: http://www.elmundo.es/economia/2013/10/26/526b8f7f0ab740d62d8b4579.html
(5) Snowden llama a la rebelión ciudadana contra el espionaje. Léase en: http://www.elmundo.es/internacional/2013/11/03/52760f3163fd3dfb7b8b456d.html
Miguel Villarroya Martín, a 4 de noviembre de 2013. (O peor, del año 29 después de 1984) / EpJ.056
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