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    El submarino que no pudo defender a España

    Han sido muy numerosas las noticias que en el fin de semana se han publicado por la próxima rehabilitación del submarino que Isaac Peral concibió a finales del XIX.  Casi todas ellas se refieren al hecho concreto actual y pocas a lo que significó y pudo haber hecho  por España. (1) Una ventaja competitiva como la que representaba en aquella época un barco submarino operativo, armado de torpedos y con innovaciones extraordinarias, nos hubiese venido muy bien en la guerra que los americanos desencadenarían contra nosotros una década después.

    Fíjese en lo que hemos encontrado en la Wikipedia: sobre ese primer submarino: “La propulsión se obtenía de dos motores eléctricos de 30 caballos cada uno; la energía la suministraba una batería de 613 elementos. Incorporaba además un tubo lanzatorpedos, tres torpedos, periscopio, un sofisticado «aparato de profundidades», que permitía al submarino navegar en inmersión a la cota de profundidad deseada por su comandante y mantener el trimado del buque en todo momento, incluso tras el lanzamiento de los torpedos. Y todos los mecanismos necesarios para navegar en inmersión hacia el rumbo prefijado. Las pruebas oficiales se desarrollaron a lo largo de 1889 y 1890. Conviene resaltar que no se le concedió permiso para efectuar la prueba clave y más elocuente que había solicitado el propio inventor: atravesar sumergido el estrecho de Gibraltar, desde Algeciras hasta Ceuta. A pesar de lo cual, demostró en las pruebas que se verificaron que podía navegar en inmersión a la voluntad de su comandante, con el destino, rumbo y cota predefinidas y en mar abierto. Además, demostró que podía atacar, sin ser visto, a cualquier buque de superficie. La Comisión Técnica nombrada al efecto avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia. Sin embargo, oscuros intereses nunca aclarados motivaron que las autoridades del momento desecharan el invento y alentaran una campaña de desprestigio y vilipendio contra la persona del inventor, al cual no le quedó más remedio que solicitar la baja en la Marina e intentar aclarar a la opinión pública la verdad de lo sucedido.(2)

    La actuación de los canallas (3) que hicieron imposible tal hazaña y que España se dotase con un arma revolucionaria para aquella época hizo que el experimento de Isaac Peral no pudiese fructificar… y que la Armada española no pudiese disponer, años después de tal submarino. Es muy posible que si  en la Bahía de Cuba, España hubiese contado con submarinos, el desastre –y los barcos hundidos- no hubiesen sido españoles.

    En fin, desde Carlos III no hemos tenido ni un poder político ni financiero que haya defendido a España con eficacia… e historias repugnantes como esta no han sido escasas.

    La restauración que se nos anuncia para dentro de unos meses nos dejará ver un casco hueco espléndido -y eso está bien- pero me temo que será difícil ver la desvergüenza, la miseria y la conducta criminal de los que impidieron que una idea como esta fructificase en España. Así que lo que encontraremos cuando vayamos a ver los fastos del aniversario de su botadura en Cádiz… será el submarino que no pudo defender a España por culpa de unos desalmados criminales que esperamos Neptuno se haya llevado a las profundidades del mar.

    Notas:

    (1)    Una excepción notable es la de elpaís.com con el artículo de Manuel Morales titulado: El submarino de Peral sale a Flote del que extraemos la siguiente cita: “A pesar del precedente del Ictíneo,el sumergible del catalán Narcís Monturiol botado en 1859, el director del Museo Naval de Madrid, el almirante José Antonio González Carrión, asevera que el de Peral “fue el primer submarino convencional en España y el mundo porque tenía propulsión eléctrica, con baterías que había diseñado Peral; poseía capacidad de inmersión y podía lanzar torpedos…. Todo iba viento en popa, así que «Peral pensaba construir un sumergible más grande que el primero». Este tenía 22 metros de eslora, alcanzaba 7,7 nudos de velocidad y pesaba 77 toneladas, como cerciora una inscripción redescubierta bajo las capas de pintura del casco. Sin embargo, «envidias, presiones extranjeras y disputas políticas» torpedearon el submarino. La historia apunta, entre otros, al ministro de Marina, José María Berenguer. «Lo cierto es que la Armada y el Gobierno le dieron la espalda». Varios informes de una comisión de seguimiento tildaron de repente al sumergible de inútil, por lo que se dejó varado en Cádiz. Lo que España desechó fue desarrollado poco después por otros países. Desengañado, Peral pidió la baja en la Armada y se dedicó a seguir inventando, también contribuyó a la extensión del tendido eléctrico en España.”

    Léase el artículo completo en:  http://cultura.elpais.com/cultura/2013/06/18/actualidad/1371580622_682016.html

    (2)    Véase  también Isaac Peral, en: http://es.wikipedia.org/wiki/Isaac_Peral

    (3)    Léase este otro artículo: El sabotaje submarino a Isaac Peral, de A. P. SCHROEDEL en: http://www.20minutos.es/noticia/1799868/0/submarino/isaac-peral/zaharoff/

    Empieza así: “¿Por qué el Ministerio de Marina español descartó la compra del submarino de Isaac Peral en 1890 si la mayoría de las pruebas a las que se lo sometió durante dos años habían resultado positivas? La respuesta a este enigma tiene un nombre, Basil Zaharoff, un hombre a la vez famoso y misterioso en su época y hoy casi olvidado.”

    (4)    Otra versión de la historia es la que se ofrece en: Operación rescate para evitar la ruina del submarino de Isaac Peral, en http://www.rtve.es/noticias/20130107/operacion-rescate-para-evitar-ruina-del-submarino-peral/595181.shtml .

    Aquí se leen cosas como esta: “En septiembre de 1890 el Consejo de Marina manifestó que el prototipo presentado por Peral no pasaba de ser «una curiosidad técnica sin mayor trascendencia» (sic). Antes de anunciarse el informe oficial, este fue filtrado interesadamente por la prensa de la época. La decisión era irrevocable. En un inesperado cambio de actitud, se ordenó detener su construcción y abandonar el proyecto. Y eso pese a que el submarino había superado todas las pruebas, incluyendo el lanzamiento de torpedos y navegar sin novedad más de dos horas sumergido.”  Lea esta noticia con atención -pues se encuentran en ella muchos detalles espectaculares- y verá cómo la idea de que los españoles hemos padecido, en muchos momentos,  a Poderes Públicos y Privados miserables  no es una simple hipótesis, sino un hecho cierto de nuestra biografía como país. ¡Pobre, España!

    Miguel Villarroya Martín / Alcobendas / Madrid / España / Prs.016

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