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    Detroit, la Belle, decadencia mortal

    En estos últimos años hemos visto cómo Detroit, la ciudad USA que más me gusta, ha ido degradándose y agotando poco a poco sus recursos.  Su decadencia no por anunciada ha sido menos imparable y hemos comprobado como  ni siquiera medidas extraordinarias como la de Almas de Metal  (1), a la que nos referíamos hace unos meses, han podido parar el derrumbe. Tampoco pudieron hacerlo las últimas medidas tomadas por el superadministrador externo,  Kevin Orr, ni los aparentes buenos resultados obtenidos por “los tres de Detroit” ―General Motors, Ford y Chrysler―a principios de año. (2)

    Y es que la ciudad americana de Detroit ―radicada en el Estado de Michigan, al lado de la línea fronteriza con  Canadá― viene sufriendo un  progresivo deterioro por causas tales como la brutal despoblación, el escaso mantenimiento de su suelo urbano, la crisis económica, el crimen, etc. «“De megalópolis a jungla semiurbana, desde sus días de gloria automovilística, la ciudad de Detroit ha perdido el 63% de su población. El espacio geográfico sigue siendo el mismo: 359 kilómetros cuadrados que corren una suerte desigual. En algunos puntos, la naturaleza reclama lo que es suyo, y reforesta, salvaje, manzanas enteras. Hay en Detroit 800.000 estructuras vacías, la mayoría en estado ruinoso. Los esfuerzos de recuperación, privados y públicos, se concentran en algunas áreas reducidas, que se hacen atractivas para los residentes, afeando aún más los barrios depauperados.”, leemos en (3). En este artículo se desarrollan los temas citados y se aportan datos muy variados sobre las circunstancias que rodean este abandono progresivo y se da noticia de algunos intentos de recuperación con mayor o menor fortuna. Así que no puedo dejar de recomendárselo. Al igual que sugerirle, si desea ampliar su conocimiento del estado de ruina de gran parte de la ciudad, que acuda al  titulado: Las ruinas de Detroit (4) y sus interesantes comentarios y enlaces a otras páginas que tratan del mismo tema. No deje de observar con cuidado las fotogalerías que se acompañan porque son muy impactantes. Y como siempre, una ojeada a la Wikipedia le resultará de interés. (5) No se pierda, en este último  enlace, la tabla que señala la evolución de la población de Detroit  y su progresivo descenso desde 1960.

    Leemos ahora, en diferentes medios, que la  ciudad de Detroit ha caído irreversiblemente en suspensión de pagos. Y así, en EL PAIS se dice: «Detroit decidió finalmente acogerse al complejo proceso de suspensión de pagos como última alternativa para poder reestructurar sus cuentas públicas. La capital mundial de la industria de la automoción se convierte así en la mayor ciudad que sigue esta vía en la historia de EEUU después de que los últimos meses de negociaciones no hubieran dado con una solución para evitar la bancarrota.». (6)

    Para hacerse una idea de la situación actual de la ciudad también  le sugiero la lectura del artículo del  catedrático de Antropología Social de la Universidad de Granada, don José Antonio González Alcantud, titulado: En las ruinas de Detroit, publicado en ese mismo periódico hace dos meses. «La nostalgia, ese sentimiento de haber sobrepasado el tiempo, de haber dejado de vivir la época que a uno le corresponde en plenitud de entendimiento y sentimiento, te invade en el magnífico Museo de Bellas Artes de Detroit, el mejor ejemplo de lo que debió ser la época dorada, de los ríos del oro que traía la floreciente industria del automóvil, en la que el magnate Henry Ford, émulo del ciudadano Kane, se permitía en su enormísima suficiencia plutocrática, encargar cuatro grandes muros íntegros de murales a un conocido comunista como fue el artista revolucionario mexicano Diego Rivera. Murales enigmáticos éstos donde Rivera refleja las ambigüedades del progreso capitalista, del fordismo en definitiva. Vemos surgir ante nosotros otra vez la diosa de la abundancia, los aviones, las acerías, las fábricas… plenas de optimismo histórico, de “desarrollo de las fuerzas productivas”. Pero también remite al gran Moloch… ». (7) Léalo, el artículo es muy bueno…  Y sí, la decadencia puede ser bella para algunos, aunque resulte amarga para muchos otros.

    ¿Y en nuestro Detroit hispano?

    Meditando en el estado del sector inmobiliario español ―en la hecatombe padecida por todos nosotros― he recordado las múltiples referencias que, sobre la decadencia inmobiliaria de determinadas áreas de España,  aparecen de vez en cuando en los medios  de comunicación. Términos tales como ciudades fantasma, urbanizaciones zombis, suelos abandonados, municipios terminales, promociones inacabadas, la Ciénaga de Srek, etc., no son infrecuentes y todas ellas se refieren a situaciones de muy difícil reversión… como en Detroit. Y aunque hoy podamos estimar que  el ejemplo de esa ciudad está muy lejos para nosotros, no sé… hay algo en su presente apocalíptico, que parece anunciar nuestro camino futuro.

    Lo regular de todo ese caso es que en la ciudad lleva, al menos una década, luchando contra su decadencia (incluida la inmobiliaria)… y han fracasado; lo malo, que lo han hecho en un país mucho más dinámico, más rico  y  con mayor compromiso con el esfuerzo, el éxito  y el sentimiento nacional  que el nuestro; y lo peor, es que Detroit  es mucho más pequeño que todo el sector inmobiliario español… , aunque no sé, quizás lo más amargo sea  que no se ve, en nuestro sector,  ninguna iniciativa coordinada ―desde su interior― para hacer frente a la devastación económica que ha caído sobre nosotros.

    Podría pensarse que el sector inmobiliario español  ha aceptado  la decadencia como algo irremediable, a la vez, que parece estar esperando  a que algo milagroso ocurra y ponga en marcha de nuevo al sector o que el paso del tiempo termine con la Crisis. Pero como no son estos tiempos de milagros ―los dioses hace tiempo que ya no escuchan ni siquiera a los que les rezamos―, nada ocurrirá por sí solo. La solución a la crisis inmobiliaria ni está ahí afuera ni otros serán los que la arreglen; por el contrario: o se produce una reacción de todos los del sector a los que les quede todavía fuerza  y, en una más que necesaria,  Conferencia Sectorial Inmobiliaria, se buscan, discuten y se plantean soluciones… o el ominoso silencio existente en las zonas devastadas de Detroit, se instalará también aquí, en las calles de todas aquellas áreas sin demanda.

    Notas:

    (1) Almas de Metal en Belle Isle (Detroit) Léase en: http://cal.es/ventasgrandes/?p=2711

    (2) Los «tres de Detroit» comienzan 2013 con buen pie en ventas en Estados Unidos. Véase en: http://economia.elpais.com/economia/2013/02/01/agencias/1359750064_110741.html

    (3) Léase completa en: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/12/30/actualidad/1356898903_122798.html

    (4) Véase en: http://www.fogonazos.es/2011/01/las-ruinas-de-detroit.html  y también en: http://www.guardian.co.uk/artanddesign/2011/jan/02/detroit-ruins-marchand-meffre-photographs-ohagan, las referencias al libro de los fotógrafos franceses  Yves Marchand y  Romain Meffre sobre este mismo asunto.

    (5) Véase en: http://es.wikipedia.org/wiki/Detroit

    (6) Detroit presenta suspensión de pagos. Léase completa en: http://economia.elpais.com/economia/2013/07/18/actualidad/1374184243_659077.html

    (7)    En las ruinas de Detroit. Léase completo en: http://elpais.com/elpais/2013/05/07/opinion/1367943350_467775.html

    Miguel Villarroya Martín / Arroyo de la Vega / Alcobendas / Madrid / España / Prs.018

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