La mañana espléndida, con esa humedad de verano que nos estimula a todos los seres vivos. Los cantos de los pájaros multiplicados con su mensaje de bienvenida a un nuevo día.
Caminábamos mi nieta y yo alrededor del lago de Chapultepec. Pocas veces tengo ese privilegio, pero ese fue uno de esos días.
Platicábamos de todo y de nada, de pronto ella se agacha toma una pequeña piedra y la arroja hacia arriba al cielo; inevitablemente la piedra regresa y cae al lago, inmediatamente al choque con el agua del lago se empiezan a formar paulatinamente unos círculos que se van agrandando despacio alrededor de la piedra.
– ¿Te das cuenta de lo que sucede? le pregunto.
– ¿De qué, abuelo?
– Al tocar la piedra el agua ve los círculos que se van formando
– Es natural, ¿qué me quieres decir con eso, abuelo?
– Que es una foto simplificada de lo que es la vida… El ser humano nace y a medida que crece y se desarrolla le llega su momento… Es arrojado al lago de la vida, él es el centro de su todo, y empieza a generar ondas cada vez más amplias como lo acabas de ver con ese guijarro que has lanzado al lago. Es un destino no escogido por nosotros, pero cierto. Igual que esa piedrita, las hondas que generaremos siendo nosotros el vértice, no tenemos ni idea de cuántas y de qué tamaño puedan ser. Existe el bien, existe el mal y está la conciencia. Hay la capacidad de razonar y decidir. Es un destino humano, únicamente humano, que no podemos soslayar. Finalmente es misión de vida, piedra de toque…
– Hay abuelo, tú si que eres complicado, si solo fue una piedrita y ondas en el agua.
– Piensa en lo que te he dicho hoy le dije, dándole un beso.
Reímos los dos y nos encaminamos a la casa a desayunar.
Nissim Mansur T. / Mayo 18/13 / mansurnissim@gmail.com
* Nissim Mansur es colaborador, entre otros medios, de diariojudio.com, sitio de Internet en el que lo conocí por primera vez hace unos meses y que desde entonces tiene la cortesía de mandarme periódicamente sus «líneas de fuerza» que me «obligan» a meditar en sus acertadas observaciones.
Miguel Villarroya Martín / Arroyo de la Vega / Madrid / España / LdF.044
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