En nuestro artículo anterior hablábamos de los aspectos económicos sociales a los que apuntaba la exhortación pastoral EVANGELII GAUDIUM (La alegría del Evangelio) que El Papa Francisco acababa de publicar. Y en él recogíamos los párrafos 53 y 54 del documento señalado (1)
Conviene ahora continuar con otros.Véase por ejemplo, en la parte titulada: Algunos desafíos del mundo actual, los siguientes:
55. Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.
56. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta. (2) (3)
Amé, otra vez.
Notas:
(1) No a una economía de la exclusión. Véase en: http://cal.es/ventasgrandes/no-a-una-economia-de-la-exclusion/
(2) Véase en las páginas 29 y 30 del documento : EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM (La alegría del Evangelio) DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS OBISPOS, A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS, A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A LOS FIELES LAICOS, SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL. El documento completo puede descargarse desde este enlace: http://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf
(3) El Becerro de Oro. (The Golden Calf). Con esta expresión, el Papa Francisco hace referencia a un suceso del pueblo judío, el cual, esperando a que Moisés bajase del Monte Sinaí, al que había subido para recibir de Dios las Tablas de la Ley, decidió representar al Dios que los había sacado de Egipto… por un becerro. La historia se cuenta en el libro del Éxodo. Y tiene un final terrible para sus adoradores:
32:25 Vio Moisés al pueblo desenfrenado —pues Aarón les había permitido entregarse a la idolatría en medio de sus adversarios—
32:26 y se puso Moisés a la puerta del campamento, y exclamó: «¡A mí los de Yahveh!» y se le unieron todos los hijos de Leví. Números 3, 12 Números 8, 16
32:27 El les dijo: «Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Cíñase cada uno su espada al costado; pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente.»
32:28 Cumplieron los hijos de Leví la orden de Moisés; y cayeron aquel día unos 3000 hombres del pueblo.
32:29 Y dijo Moisés: «Hoy habéis recibido la investidura como sacerdotes de Yahveh, cada uno a costa de vuestros hijos y vuestros hermanos, para que él os dé hoy la bendición.»
Y otro detalle también muy sugerente:
32:19 Cuando Moisés llegó cerca del campamento y vio el becerro y las danzas, ardió en ira, arrojó de su mano las tablas y las hizo añicos al pie del monte.
32:20 Luego tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció en el agua, y se la dio a beber a los israelitas.
Está claro: Quién bebe de esa agua con polvo de oro molido nunca sacia su sed de riqueza.
Estas últimas citas están sacadas de: http://www.vicariadepastoral.org.mx/sagrada_escritura/biblia/antiguo_testamento/02_exodo_07.htm
Miguel Villarroya Martín, a 27 de noviembre de 2013. (O peor, del año 29 después de 1984) / EpJ.065
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