Otra de los supuestos que circulan por el Sector inmobiliario es el de que la morosidad está aumentando pero que su nivel es -según el opinante- o soportable o insoportable. Ambas opciones tienen sus partidarios cuando, o por separado o combinado con otros parámetros, se establece una opinión sobre la evolución de la morosidad de particulares, empresas y organismos varios frente a la Banca en general. Convendría pues acudir al Banco de España para que nos ofreciese luz sobre este aspecto Según algunos autores el tema de la morosidad “es clave ya que es uno de los parámetros, junto con el acceso a la financiación (volumen y precio), que van a determinar la capacidad de revitalización del mercado crediticio español y, por ende, de gran parte de la actividad económica de nuestro país.” (1) “Los activos dudosos y, como consecuencia de ello, las ratios de morosidad han seguido creciendo, registrando a finales de 2009 niveles elevados, en especial en el crédito concedido a los sectores cuyo comportamiento está más vinculado al ciclo económico. En cualquier caso, y a pesar de que esta tendencia persistirá en los próximos meses, el ritmo de aumento de la morosidad está siendo menos intenso que en trimestres pasados. (Pág. 11 del informe citado.) Es clave pues y conviene no perder de vista su evolución tanto desde el punto de vista general, como -según se verá- por sus consecuencias prácticas. Pero cuando lo vemos como un índice general, los inmobiliarios podemos perder la perspectiva de que no todos las entidades de crédito contribuyen por igual al nivel de morosidad que periódicamente los Bancos Centrales computan. Y es que: "Como ya se indicó en IEF anteriores, dentro de este peor comportamiento de la ratio de morosidad, existe una notable dispersión entre entidades, lo que refleja diferencias en su capacidad de gestión y selección de los riesgos antes y después de la crisis, lo que se concreta en la mencionada heterogeneidad de la morosidad, incluso para entidades con estrategias similares. La exposición al sector de construcción y promoción ejemplifica claramente lo anterior. No solo existe una amplia diferencia entre las entidades en cuanto al peso de este tipo de financiación dentro de la cartera crediticia total, y en cuanto a la ratio de morosidad de este crédito, sino que cuando se vinculan grado de exposición relativa y morosidad, no hay una relación clara entre ambas variables. Es decir, dentro de las entidades con mayor exposición relativa al sector de construcción y promoción inmobiliaria hay mucha dispersión en cuanto a las ratios de morosidad, y lo mismo sucede en el otro extremo del espectro, esto es, entre las entidades con niveles relativos de exposición a construcción y promoción inmobiliaria menor. (Pág. 12 del informe citado.) Y, desgraciadamente, para el sector inmobiliario: La exposición del sector bancario español a las actividades de construcción y promoción inmobiliaria es un riesgo relevante por el elevado volumen de la inversión y porque se trata de un sector de actividad particularmente ligado a la evolución cíclica de la economía. El impacto que finalmente tenga este riesgo en el sector, y que será diferente para cada entidad, no puede vincularse directamente al importe de la inversión, sino que dependerá de la morosidad que finalmente se concrete en cada entidad y de la efectividad de las garantías constituidas. En cualquier caso, parte de la morosidad está cubierta tanto por provisiones específicas asociadas a préstamos dañados, como por el remanente de la provisión genérica que se dotó en los años previos a la crisis. (Pág. 12 del informe citado.) No en todas las entidades hay pues la misma morosidad, ésta se resolverá –disminuirá hasta límites aceptables- de manera distinta en unas y otras, en más o menos tiempo y por tanto, no todas padecerán por igual este tema ... y así, no todas, deberían tener las mismas respuestas en la concesión de préstamos. (3) Miguel Villarroya Martín Notas: (3) Pero... en la página 24 se lee: Cuando se ponen en relación, entidad a entidad, las tasas de variación del crédito con variables que reflejan su posición económico-financiera (morosidad, solvencia, rentabilidad, etc.) las correlaciones que se obtienen entre dichas variables y el ritmo de avance del crédito son muy débiles. Además, la evidencia anecdótica confirma lo anterior: hay entidades que no están atravesando dificultades significativas cuyo crédito está reduciéndose más que la media del sector, mientras que para otras entidades en una situación más difícil sucede lo contrario.
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