 Arroyo de la Vega. Alcobendas. Madrid. “PROMOTORES inmobiliarios, bancos y administraciones públicas, especialmente ayuntamientos, formaron el triángulo mágico que permitió a España deslumbrar al mundo...” Con esta magnífica frase se inicia el artículo titulado: Radiografía del ladrillo que hemos leído en EL DIARIO DE SEVILLA, en su edición digital y cuya lectura recomendamos vivamente.
El artículo continúa un poco más abajo diciendo que: “De una inmensa burbuja especulativa levantada en torno a la construcción que, debidamente aderezada con su correspondiente dosis de corrupción y consentimiento político y social, proporcionó recursos extraordinarios a promotores inmobiliarios, entidades financieras y ayuntamientos durante aproximadamente una década...”
Es muy oportuna esta puntualización -que a pesar de su evidencia se suele olvidar en muchos momentos- porque parece que en este juego los malos oficiales hemos venido a ser sólo uno de sus vértices de aquél triángulo: los inmobiliarios. Incluso la figura geométrica utilizada olvida un cuarto vértice: los inversores, profesionales o particulares, que también se sumaron a la fiesta inmobiliaria. (Y entre los Poderes Públicos señalados, los gobiernos Autonómicos y el Central tampoco pueden escaparse.) Pero... ¿Y los causantes externos de la Crisis, aquellos que pusieron a rodar la “bola de liquidez” por la pendiente de los mercados financieros internacionales y que luego se nos llevaría a la mayoría, en el alud de “nieve / falta de crédito” posterior? ¡También estaban en el ruedo, como autores intelectuales del gran atraco planetario! ¿Y los mensajeros –agencias de calificación, agencias aseguradoras, bancos que distribuyeron la nieve negra de las “subprime” y otros fondos tóxicos- que certificaron, en uno u otro aspecto, que la “bola” que se había puesto en marcha era segura y de buena calidad, dónde los dejamos? ... ¡Adentro! ¿ Y a los “perros que no ladraron” y que podían haber avisado de lo que se nos venía encima? ¿Puede dejarse fuera a las autoridades monetarias del planeta que o no vieron venir el alud, no lo percibieron con claridad o, percibiéndolo, lo dejaron seguir...? ¿Cómo no incluirlos también en ese polígono mágico y siniestro? Viene esto a cuento porque es frecuente que desde, especialmente, los Poderes Públicos, se eche la culpa a tan sólo a uno o alguno de los vértices, olvidando a otros –seguramente porque es más fácil “meterse” con los inmobiliarios que con otros ocupantes del polígono- y, sobre todo, olvidando que la sociedad civil paga a sus guardianes para que estos sean eficaces, diligentes, honrados y rápidos en su gestión. No les pagamos para que nos digan que “la burbuja inmobiliaria” es la culpable de todo, sino para, en estos momentos, recuperar cuanto antes la normalidad de los mercados. Y para esta tarea los inmobiliarios y otros –todos, creo yo- del polígono mágico somos imprescindibles. Sin la colaboración de todos el necesario plan de rescate del sector inmobiliario español no será posible... y sin éste, la recuperación será mucho peor y vendrá mucho más tarde. Miguel Villarroya Martín. info@inmobiliari.net Notas: |
