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 No hay malos como los inmobiliarios.
 Desde antiguo, la existencia de malos oficiales ha servido de blanco cómodo y tranquilizador para aquéllos que detectaban algún tipo de poder. Del malo oficial puede decirse cualquier cosa, puesto que hay consenso extendido acerca de su maldad absoluta. Poco importa que gran parte de los perseguidos, represaliados o quemados en la Historia hayan sido inocente, ¡los malos a la hoguera!
Fecha:  4-03-07 Autor:  Redacción
 
No hay malos como los inmobiliarios. Uno : Acabo de leer una noticia en Internet – era una carta dirigida a un medio de Internet en la que el autor se quejaba de la inmobiliaria, en una forma atroz para la misma. Con independencia de su verosimilitud, de la que no podemos afirmar ni negar nada, dado nuestro desconocimiento del caso concreto, se nos ocurre :A) ¿Puede publicarse cualquier cosa en Internet sin que el editor del medio, haya comprobado, su veracidad? La respuesta es clara : se puede puesto que se hace sin ningún problema en gran número de ocasiones. Lo vemos repetido en cientos de lugares. ¡Oye … , ¿ y si fuese mentira ¿ Y si las quejas contra la inmobiliaria fueran simples mensajes de difamación escritos por alguien enfadado con ella ?¿ Cómo es posible que se dé crédito a una sóla de las partes sin consultar a la otra? ¿ Cómo no se comprueba antes si estamos frente a un caso que debería mostrarse ante los tribunales de justicia y no frente a una venganza miserable?¿ Creen los editores – publishers- de cada sitio que con la coletilla de ” el propietario del sitio no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores” ha salvado su responsabilidad? Pues seguramente, y más si el denunciado es un malo oficial como las inmobiliarias. Cuando de éstas se trata parece que todo vale. Cualquier noticia negativa sobre ellas tiene audiencia, se cree en general que lo malo que de éllas se publica es cierto y no se confirma nada. B) ¿ Cómo puede aceptarse una situación así?Pues poderse se puede. Y soportarse, pues vaya usted a saber. La repugnancia intelectual que debería llevar a rechazar noticias no comprobadas , sospechas no cimentadas o calumnias sobre el prójimo, debería ser la norma habitual… y sin embargo es la contraria. Y pocos se avergüenzan de pensar tan mal.Dos :¿He leído hace poco en un documento “oficial” que la existencia de intermediarios inmobiliarios “dificultaba a ciertos grupos sociales el acceso a una vivienda digna a la que constitucionalmente todo español tiene derecho”. Es difícil decir tantas tonterías en tan pocas palabras, pero dichas y escritas han quedado .El tontoautor de esa reflexión desconoce el papel de los intermediarios y los beneficios que éstos procuran a la Distribución de Bienes. Esto se enseña y demuestra a los estudiantes de Marketing en el primer curso de facultad, pero es inútil , el hablar mal del intermediario es también un lugar común- un “idola tribu” – del que difícilmente se sale.La “satanización” del intermediario inmobiliario es recurrente pero lo que choca es que la profesión – los interesados en ello- no intenten un profeso de defensa y limpieza de imagen para – al menos- defenderse de los ataques que se reciben. También choca que gente equilibrada e inteligente dé crédito a estos ataques – generales o particulares. Tres : Si usted leyese la siguiente noticia . “Descubierto el nidito de amor de Hillary Clinton con un extraterrrestre” , es muy posible que la descartase de inmediato por estúpida y no siguiese leyendo, pues bien quizás le sorprende conocer que una majadería como ésa ha llegado a ser publicada y comentada extensamente. Pero si le anuncio que “ Se ha descubierto que los que mataron a Kennedy fueron inmobiliarios españoles, afincados hoy en Marbella” – Noticia falsa que acabo de inventar- seguro que la reacción no es la misma y, sin embargo, la irracionalidad de las dos “noticias” es la idéntica. Es el nombre de inmobiliarios el que desata todas las iras y frustraciones de los que contra ellos acometen. Es tal la injusticia de esta percepción que periódicamente voy a recoger noticias en la que se vea con claridad casos en los que el inmobiliario ocupa en España el papel de “payaso de las bofetadas” sin que haya causa justa. Y se las contaré con un comentario adicional. Mientras tanto recuerde, que si bien no hay mejor enemigo que el inmobiliario, no hay peor alimento para su espíritu que aceptar, sin contraste alguno, la maledicencia contra otros.
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